Cena de beneficencia

Temperace, se había adaptado muy bien a la clínica, ya no le dolía tanto la traición de Oliver, ella que pensó que su engaño era el fin del mundo pero al contrario de eso, su corazón había sanado en los seis meses que llevaba en Rusia, gracias a su trabajo las cosas en su vida habían mejorado bastante, la joven doctora se encontraba de turno cuando le llegó un pequeño niño herido

— El padre del niño se llamaba Greco Thompson, lo supo al leer la nota de admisión, era un ruso muy intimidante, los tatuajes que tenia se le alcanzan a ver fuera de la camisa, en los brazos y en el cuello

— Escuché que le entró una llamada al celular y por el amor a dios, no quería ser esa persona con la que hablaba, mencionaba a un Alexander Ivanov, su pelea era demasiado fuerte, el imponente hombre lo estaba maldiciendo en ruso, era demasiado aterrador

— ¿En qué estábamos? — preguntó el padre

— Después de la llamada, el hombre que parecía peligroso, regresó como si nada hubiera pasado, sonreía pero su risa no era del todo natural, por supuesto que no iba a simpatizar con él, se acercó a darme las gracias por tratar a su pequeño, pero sus intenciones no me quedaban claras, ese tipo tenía una terrible aura

— El pequeño niño parecía ser muy inseguro e introvertido, sollozaba un poco, me causó ternura y al mismo tiempo pena por él, así que quise consolarlo para que dejara de llorar — todo va a estar bien, ya lo verás

— El pequeño cachorro secó sus lágrimas con sus regordetas manitas, puso cara feroz y me dijo — ya no voy a llorar doctora, pero solo si me prometes que vas a ir a visitarme a mi casa

— El par de hermosos ojos color miel iguales a los de su padre, conmovieron a la bella doctora, sabía que debía mantener la distancia del aterrador padre, pero ese niño le inspiraba tanta ternura que terminó aceptando

Esta bien Milo, si tú padre no tiene inconveniente, te visitaré y de paso haré tus curaciones — le sonreí

¿Qué dices papá? ¿verdad que aceptas que la doctora vaya a visitarme?

Hmmm.... si ella no tiene inconveniente en acompañarme a una cena de beneficencia, lo aceptaré. - respondió el hombre

A Temperace, le parecía un poco extraño la manera de comportarse del padre y del hijo, el hombre parecía ser muy dominante y el niño muy preocupado por la decisión de su padre

— podía notar como el señor Thompson, me miraba de vez en vez, eso me daba escalofríos, si pudiera me retractable de acompañarlo a la cena, pero eso significaría no ver más al niño, haaaa..... ¿en qué me he metido?

— Más tarde en la mansión Thompson —¡tenemos que acabar con el arrogante Alfa Alexander Ivanov! ¡en caso de una guerra el tiene a su lado a su loba guerrera Valquiria que parece su sombra, si la toma como su luna se volverá intocable para nosotros! — el beta Stefan estaba impaciente por acabar con Alexander, lo odiaba tanto por haberlos derrotado en el pasado, esa humillación se la iba a cobrar caro

— Tengo planes para él, voy a destruirlo poco a poco hasta que el mundo se olvide de que alguna vez existió, Ivanov es una amenaza para mí y para todos los Alfas, si llega al poder gobernará de forma despiadada, tal y como es él — el Alfa greco Thompson, tenía todo bajo control

— Ese aborrecido lobo es un salvaje, un huraño, es de los que primero matan y después averiguan, no a entendido que ahora estamos en otros tiempos, definitivamente sería el peor Alfa en gobernar de todos los tiempos, si llega al poder — declaró el beta

— Así es, pero para eso estamos aquí, para evitar que sea elegido como rey, el mejor Alfa para gobernar a los licàntropos soy yo, yo represento el nuevo mundo y los avances tecnológicos para nuestra gente, Ivanov debe regresar a dónde pertenece, a los territorios de la manada luz de luna.

El Alfa Greco, estaba de un humor de perros, tomó las llaves de su coche e hizo una seña a sus hombres de confianza para que lo siguieran, saldría al club de las bellas lobas que le ayudaba a quitarse el estrés, el Alfa era promiscuo, muy mujeriego, eso era algo que nunca iba a cambiar

— Por cierto esta noche es la cena de beneficencia para la caridad, asistiré con la doctora de mi hijo, se llama, Temperace, asegurate que los centinelas estén muy atentos, Ivanov seguro se pondrá furioso cuando los ancianos lo descarten cómo candidato para subir al trono, no quiero que nos sorprenda con la guardia baja, no debemos perder esta batalla

Mientras tanto, el Alfa Alexander, se encontraba en su despacho con su beta Igori, acababa de descubrir que su socio, Greco Thompson, lo había traicionado, había hecho creer al consejo de ancianos que estaba en contra de que hubiera un Alfa que gobernará completamente las manadas, lo hizo para sacarlo de la jugada y seguir siendo el candidato más fuerte, más no vió venir el contraataque que le esperaba en esa reunión

La gran noche al fin llegó, los elegantes Alfas llegaban al evento con sus lunas o en su defecto su pareja oficial, novia o prometida, estaba estrictamente prohibido llevar una prostituta o una amante, los antiguos ancianos estarían presentes y no se les podía faltar al respeto de llevando a una mujer cualquiera

El Alfa Alexander Ivanov, llegó llevando de su brazo al bella Valquiria Priscila Lang, ella se pavoneaba cómo un arrogante avestruz, había tenido que suplicarle al Alfa que la dejara acompañarlo a tan importante evento, lo convencía con la promesa de ser su arma incondicional en caso de enfrentarse a una guerra con otro Alfa, Priscila sin duda era una belleza exótica, sus impresionantes curvas y su sensualidad podía resaltar en medio de la selva del amazonas y eso, ella lo sabía, al igual que sabía que era la envidia de las mujeres que se encontraban en el salón, pero su Alfa Alexander jamas la declaro como Luna.

— ¡Estoy ansioso por ver con que nos sorprenderá el imbécil de Greco, está vez, Igori, si no me equivoco, está noche cavará su propia tumba — dijo el Alfa mientras bebía de su trago

Afuera, llegaba un lujoso Maybach que el mismo Alfa Greco Thompson, conducía, el hombre se miraba atractivo y aterrador al mismo tiempo, cosa que tenía al borde de los nervios a Temperace, solo deseaba que todo terminara para alejarse del millonario hombre

El lobo bajó, entregó las llaves al valet parking y abrió la puerta de su dama, cómo todo un caballero, la joven doctora presentía que algo más se escondía de la misteriosa sonrisa que Greco Thompson, ponía en sus labios, y definitivamente no quería averiguarlo

El Alfa y Temperas, entraron al salón, la belleza de la hermosa doctora no paso desapercibida para nadie, su perfecto rostro de muñeca, adornado por sus hermosos ojos grises, el elegante porte que poseía y el aura de nobleza pura que emanaba, era suficiente para arrebatar las miradas de los lobos y lobas que se encontraban en el lujoso salón

— A una discreta distancia, el beta Igori vigilaba al Alfa Greco — Maldito bastardo, tenemos que matarlo, Alexander, te tiene miedo, sabe que sus habilidades no son tan excelentes cómo las tuyas — Igori, le hablaba por el pequeño audífono que Ivanov llevaba oculto, el beta quería venganza

— Le haremos pagar, Igori, está noche ese bastardo sabrá que meterse conmigo a sido un gran error, ya perdió a su luna, pero ahora vamos a matar a la mujer que lo volvió a encender.

El Alfa Greco, no se imaginó que lo tuvieran tan bien vigilado, Alexander, sabía cada paso, cada movimiento que el lobo hacía, y por supuesto sabía de su atracción por la doctora de su hijo, aunque no fuera su luna, Greco se veía muy interesado en ella, y eso lo iban a aprovechar para debilitarlo

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