Alex se levanta exhausto y se aleja de la recepción, perturbado por las miradas de compasión que recibe de todos a su alrededor.
– Richard, necesitamos hablar. – Dice Christine, acercándose.
– Puedes hablar. ¿Qué pasó? – Pregunta Richard, visiblemente cansado.
– No aquí, vamos a tu consultorio.
– De acuerdo, vamos. – Responde él, dirigiéndose a su consultorio.
Christine, al acercarse a Susan, la toma de la mano y la lleva al consultorio de Richard.
– ¿Qué es tan importante? – Pregunta Richard, sentándose en su silla.
– Richard, cuando llegué a casa hoy, un celular no paraba de sonar. Descubrí que era de la bolsa de Becca. Cuando la abrí para apagarlo, encontré esto. – Ella abre la bolsa, saca una receta y se la entrega, y luego coloca un montón de medicamentos sobre la mesa.
– ¡Maldición! – Murmura Richard, mientras examina la receta y observa la pila de medicamentos frente a él.
– ¿Qué está pasando? – Pregunta Susan, confusa.
– Son abortivos, Susan – Responde Richard, desanimado. – ¡