Grey le cuelga la llamada y trata de controlar su ira por la amenaza que le dio Alessandro. —¿Quien era?— Ada lo mira con intriga
—era Marcus...— toma asiento y justamente llega Roma con el desayuno
—¿Seguro?— pregunta el abuelo Grey
—sí. ¿Te sientes bien aquí, abuelo?
—excelente, gracias a tu esposa y a ti por permitir que viva con ustedes, Roma también está feliz
—así es— termina de colocar los platos sobre el comedor —espero que les guste el desayuno, a la señora Grey le encanto
—mi nietecito es comelon, así era mi esposa cuando estaba embarazada
Adams mira fijamente a Ada y la ilusión despertó en él, han tenido tanto sexo que posiblemente esté embarazada. —abuelo— Adams deja de mirar a su esposa
—¿Qué sucede hijo?
—voy a vender la mansión Grey
—haz lo que veas conveniente— Adams se sorprendió, pensó que su abuelo le iba a dar un largo discurso de que la mansión es familiar y que tiene gratos recuerdos —todo sea por el bien de la nueva generación Grey, hijo— se dispone a desayu