Siento un fuerte cólico, mierda el periodo, saco mi móvil y miro el calendario. Tengo dos días de retraso, debe ser eso.
—Para aquí por favor— le indico al chofer y me bajo rápidamente por unas toallas femeninas. Hernández casi salta del auto y lo miro extrañada.
—Tranquilo, te necesitamos con vida— le digo entre risas
—No la tendré después de que Bruno se enteré que no te llevamos a casa— bufo
—Tengo mi casa— le digo, tomo las toallas sanitarias y una barra enorme de chocolate. Voy a la caja y mientras hago fila mi móvil suena, es Nora
—¿Si?
—¡Vane!, ¿estás ocupada?, ¿no quieres ir de compras?— acepto su invitación y quedamos en un mall en media hora. Tiempo suficiente para ir a mi apartamento, asearme un poco y asegurarme si mi periodo ha venido o no.