Algo que tampoco había cambiado en Tamary era lo demandante y celosa hasta con el aire que rosaba la piel de Anghelo.

Ante lo dicho por Tamary todos se congelaron no por las palabras si no por la voz que uso dejando en claro que no estaba muy contenta con la confianza en que le hablaba la señorita Lidia a su Anghelo.

-Disculpa- dijo Lidia al escucha lo dicho por Tamary.

-No y aleje de él- hablo con voz mordaz.

Anghelo conocía lo suficiente a la madre de sus hijos, para saber que se armaría un alboroto lleno de gritos si no calmaba a Tamary.  

Anghelo se acercó a Tamary -mi niña libera esa mentecita y no imagines cosas- 

-Mmmm no me gusta ella- contesto lo suficientemente alto como, para que escuche la señorita.

-Eres muy insolente, no me conoces-

Lidia siempre hacia lo que quería por ser hija de los dueños de la empresa, nunca se le negó nada