—Quiero pensar que están bromeando, Evelyn, hay algo que no me hayas querido contar, sé que hemos estado alejadas, porque se me pasó la mano con mis palabras.
—Alana, eso ya no importa, pero sí, perdóname, no te he dicho lo que ha estado pasando en estas semanas. Me muero de la vergüenza contigo, eres mi mejor amiga y no me atreví a contarlo.
—Entonces, ¿es verdad lo que están diciendo en toda la empresa? — Tenía que sentarse, el aire empezaba a faltarle, era imposible, no podía creerlo. ¿Evelyn y el jefe?
—Espera, a qué te refieres, no entiendo, estoy enamorada y el de mí, es lo que debía contarte.
Evelyn trataba de darle un vaso con agua. Era evidente que Alana, se había descompensado, estaba hasta pálida, pensó que era algún chisme mal intencionado, solo para seguir molestando a su amiga.
—A ver no puedes ser tan ingenua, ¡por Dios! Un hombre como ese no puede.
Evelyn no podía creer que su amiga fuera igual que todas las que la menos preciaban, esos golpes duelen mucho más.
—Tú tam