—Den el aviso—grita Venco—nos atacan.
La campana suena avisándole a todo el mundo que deben estar preparados mientras que Venco nos toma a Xylara y a mi de las manos, adentrándonos a la mansión.
—Ocaso, ve por mis padres y llévalos por la salida secreta —me dice, su voz llena de urgencia—Mi madre sabe exactamente cuál es. Necesito que te vayas con ellos y te protejas.
Me detengo frente a él, jadeando ligeramente, y lo miro con sorpresa.
—No pienso dejarte en medio de esta batalla —le digo, mi voz firme—No voy a abandonarte, Venco.
Venco se mira alrededor, como si temiera que alguien ingresara pero la batalla ya se desato allá afuera, y luego se vuelve hacia mí con una expresión seria.
—No es un favor que te esté pidiendo, Ocaso —dice, su voz baja—Necesito que vayas con mis padres y te protejas. No puedo pelear si tú estás en medio de la batalla. Mi mente estará en ti, y no podré concentrarme en la lucha.
Niego con la cabeza porque no pienso dejarlo en este momento donde debemos estar