No puedo dormir. Mi cuerpo está absolutamente cansado pero mi cerebro dice que dormir el peligroso. Si me duermo me pueden quitar a Aitana. Finalmente busco una alternativa. Primero pongo un par de muebles detrás de la única puerta de entrada, y reviso bien las paredes, llenas de tapices, para asegurarme de que no hay ninguna puerta detrás de uno.
Revuelvo los cajones de la estancia y encuentro un par de tijeras. Las uso para cortarme algunos cabellos y agradezco tenerlos suficientemente largos. Puede no parecerlo, pero el cabello es una de las cosas más fuertes y menos visibles, así que es justo lo que necesito. Aunque la tarea es difícil y estoy absolutamente agotada, logro trenzar mechos de tres o cuatro cabello, ato eso a una muñeca de mi hija y el otro extremo va amarrado a una de mis manos. Apenas si se ve, pero si tratan de llevarse a mi hija seguro sentiré el tirón.
Paso la noche en un