FENRIS:
Estaba sumido en una inseguridad y confusión que nunca había sentido en todos mis años. Confiaba ciegamente en mi Alfa y nunca había puesto en duda lo que me decía. Sin embargo, los últimos años me estaban volviendo loco. Primero, fue su desesperación y agonía al asegurar que habíamos viajado al pasado. No lo contradije, porque si él lo decía, para mí era cierto.
Luego, cuando aparecieron las humanas, casi me convenció de que eran nuestras parejas destinadas, y me dejé llevar. Clara Eliza es tan bella, noble, cariñosa, sincera y honesta que encarnaba todo lo que yo esperaba de una pareja. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que no lo son. Estaban hechizadas y, aunque tenían otra apariencia, seguían siendo hermosas a mis ojos. Además, estaba la bella Liz; esa niña me había robado el corazón. CadaKIERAN:Me había sentado al lado de la gemela llamada Claris, posiblemente mi futura Luna. Comía despacio todo lo que, con sus manitas, me echaba en el plato. Mientras tanto, observaba a todos a mi alrededor. Mi Beta, Fenris, se había retirado con las abogadas. Rafe me esperaba con los brujos en el despacho, pero, por alguna razón, deseaba quedarme un poco más con los niños. A mi izquierda estaban Claris, Clara y Elena. A mi derecha, Sarah, los gemelos y su pequeño hermano, que corrió a subirse en mi regazo.—Niño, siéntate en tu lugar —le llamó la atención Sarah. Él le gruñó.—¡Ja, gruñó como un lobo! —exclamó Claris—. Es mono. ¿Quieres comer?El niño la miró y asintió. Ella comenzó a darle comida con las manos sin dejar de echar trozos de carne en mi plato.
KIERAN:Antes de que pudiera responder, la nana se llevó a los tres niños escaleras arriba. No podía entender lo que eso significaba. Atka, al fin, se había quedado callado, pensativo como yo. Caminé despacio hacia el despacho, viendo cómo mi Beta entraba con una expresión que me lo decía todo. Suspiré al comprenderlo; me sentía igual. La humana que hicieron pasar por Claris me gustaba; aun cuando dejé de ver a mi Luna en ella, seguía gustándome. —¿Se quedaron bien? —pregunté enseguida—. ¿Recordaron algo más? —No sé, ellas no hablaron mucho —contestó Fenris, y no pregunté más. En el despacho nos esperaban los brujos y mi gamma Rafe. —Bueno, señores, iniciemos —dije mientras me sentaba detrás de mi buró—. Díganme tod
KIERAN:Marcus tragó saliva, acariciando el borde de su túnica manchada de cera y hierbas secas. Los ojos amarillentos del brujo se perdieron por un instante en el vacío, como tratando de recordar todo. —No lo creo, mi Alfa —contestó Marcus después de que Rafe y Fenris salieron corriendo a cumplir mi orden—. La mayoría de los "vessels" no tienen idea de lo que son. No sienten ninguna diferencia con los humanos comunes. Pero quienes los buscan saben exactamente lo que son y cómo usarlos. Lo miré muy serio mientras pensaba en todo lo que había descubierto en estos días. El crujido de la madera bajo mi escritorio se escuchó cuando apreté los puños con frustración. —¿Qué tan compatible dices que es su energía con la mía? —pregunté finalmente, rompiendo el silencio. El brujo Marcus evitó mi mirada, pero lo suficiente como para que yo supiera que esa pregunta era más difícil de responder de lo que quería admitir. —No estoy s
SARAH:Podía sentir que algo importante estaba ocurriendo a mi alrededor, pero no podía definir qué era. Me asombró ver aparecer al Beta y al Gamma con las humanas, y me enfureció ver cómo se dirigían a la segunda planta, que estaba vedada para mí. Después de observar cómo las dejaban en las habitaciones al final del pasillo, subí en silencio convertida en loba, tratando de escuchar qué era lo que el Alfa quería que el brujo Marcus lo ayudara a resolver en su habitación.Me acurruqué contra el suelo, rogando para que los ojos de la loba de la nana no me descubrieran frente a la puerta de la habitación del Alfa, mientras aguzaba mi oído para escuchar: —¿Crees que puedan comunicarse con nosotros de alguna manera más clara? —preguntó el Alfa—. ¿Algo que puedan decirnos sobre por qué est&
GAEL:Sentí un dolor en el pecho al llegar a la casa del Alfa. Sabía que estaban castigando a mi pareja destinada: Sarah. ¿Qué habría hecho esta vez? ¿Por qué no me escuchaba? ¿Qué la hacía no rechazarme si no me quería? Llegué justo a tiempo para verla tirada en el suelo, ensangrentada, mientras la expulsaban de la casa del Alfa. Corrí a su lado, pero ella me gruñó con odio y se lanzó a atacarme. Sin embargo, Atka fue más rápido y la atrapó nuevamente por el cuello.—¡Suéltala, Atka! La vas a matar —grité, asustado. Aunque no me quería, era mi pareja destinada.—¡Aléjate de mí, omega inútil! —gritó, mostrando sus colmillos de manera amenazante—. ¡No somos nada! ¡NADA!Sus palabras me atravesaron como dagas, pero ya estaba
KIRIAN:Corrimos con todas nuestras fuerzas tras el pequeño omega, mi primo Gael, la única verdadera familia de sangre que me quedaba y a quien amaba con todo mi corazón. Me dolía verlo rechazado por su pareja destinada. Fenris y Rafe me seguían, junto a los guerreros que formaban mi guardia personal. A pesar de estar protegidos por la barrera de los brujos, era peligroso dejarlo ir solo. ¿Y si salía de allí? —¡Gael, espera por mí! —lo llamé, sintiendo que algo muy malo estaba a punto de suceder. Pero él no se detenía. Aceleré; aunque Gael era un omega rápido, no podía compararse conmigo. En dos zancadas lo alcancé y lo atrapé por el cuello justo antes de que saliera de la barrera, solo para ver cómo Sarah era envuelta en un humo carmesí y desaparecía ante nuestros ojos antes de que pudiera hacer
KIERAN:Miré a todos, que me observaban con temor, preocupados de que me sucediera algo, pero yo me sentía perfectamente bien. No notaba ningún cambio en mí. Después de la primera sensación, todo volvió a ser como antes. Además, había cuestiones más complejas por resolver como para preocuparnos por eso en este instante. —Fenris, ¿ya llamaste al consejo? —pregunté, tratando de desviar la atención de las energías. —Ya lo hice, mi Alfa, pero si se fija, es de madrugada. Mejor descansemos —sugirió mi Beta, sin dejar de mirarme preocupado—. ¿Estás seguro de que te sientes bien? Los murmullos cesaron de repente y Marcus abrió los ojos, visiblemente tenso. Se enfocó en mí y, por primera vez en lo que podía recordar, parecía asustado. —Perdón,
ANGELA:No podía dormir; el aullido de los lobos y las voces en la planta baja me mantenían en alerta. Era cierto que no recordaba casi nada, pero sí sabía que había estado con Kieran Theron, y me había gustado mucho. Quería seguir con él. Pero no podía olvidar la frialdad con la que me había mirado cuando descubrió que no era Claris. Sin embargo, a pesar del hechizo y de no recordar todo, mi cuerpo lo deseaba. Después de meditarlo por un rato, y cuando la casa se envolvió en silencio, decidí bajar a tomar un vaso de agua y quizás encontrar un libro para leer, a ver si lograba dormirme. Caminé despacio por el pasillo, abriendo las puertas de las habitaciones de mis hermanas. Lina dormía profundamente, como siempre. Y Clara Eliza... No sabía por qué insistía en que la llamáramos así; su verdadero nombre era &Aacut