CLARIS:
Decidí ceder por el momento. Tenía que esperar a que todos se relajaran y tal vez lograría convencer a Kieran de irse a vivir a la ciudad. Me dirigí a la habitación de mis hijos, que dormían plácidamente mientras la nana dormitaba a su lado. No hice ruido, complacida de que Kieran la hubiera puesto a cuidar de ellos. Podía disfrutar de un largo baño; lo necesitaba. Quizás debería seducir a mi Alfa; siempre había escuchado que las mujeres pueden conseguir lo que quieren con ese arte.
—¡Deja de pensar estupideces, Claris, y vamos a que domines mis poderes! —rugió Lúmina—. Hay amenaza de guerra, estamos en peligro. Sin embargo, ignoré la advertencia y me dirigí hacia el baño, llenando la bañera. Al menos en eso el Alfa había sido considerado; había modernizado el baño. Pero un gr