Tan pronto como el día comenzó, trajo consigo un frenesí de locura que se siente y respira por toda la casa.
Desde muy temprano, los pasillos de la propiedad se llenan de pasos apresurados, voces llamándose unas a otras y palabras y risas nerviosas. Los preparativos finales para la boda entran en marcha, y cada miembro del personal contratado se mueve por la casa cumpliendo con la tarea que tienen asignada.
Afuera, en el jardín, se revisan los últimos detalles, y tanto el dj como la wedding planner se aseguran de que todo esté perfecto para la ceremonia.
Las flores ya adornan cada rincón, los manteles han sido cuidadosamente colocados sobre las mesas y las luces de la noche anterior aún cuelgan en sus lugares, ahora siendo acompañadas por las decoraciones faltantes, listas para encenderse cuando caiga el sol.
Dentro de la casa, el ambiente no es menos caótico.
Vestidos y trajes son planchados, zapatos lustrados, peinados y maquillajes ajustados. Layeska corre de un lado a otro con emo