NINA
—Ya basta papa—intervengo porque esto se pondrá peor—no vayas a cometer una locura.
—Dale, golpéame y manda todo a la mierda, porque te aseguro que en una guerra, los mal librados no seremos nosotros.
Es verdad, a papa nada le garantiza que lo apoyen en una guerra cuando todas las manadas le temen a Greco.
Mi futuro esposo lo empuja, a simple vista fue sutil, pero en verdad le imprimió tanta fuerza que papa pierde el equilibrio y cae al piso.
—Eres un animal—le grito—no tenías porque tratarlo así.
Ayudo a papa a ponerse de pie.
—Toma los documentos y si sabes que es lo que te conviene, acepta el maldito convenio.
Exhorta,
—Eres un…
—Ya lo sabes, esa son las reglas, así que lárgate de aquí.
Papa toma la carpeta y sale de la oficina sin ni siquiera mirarme. Mis ojos van a Greco que se ve furioso y salgo detrás de papa.
—Papa—lo llamo pero camina por rápido—papa.
Voltea a mirarme, me toma del brazo y me pide que no hable, me lleva al parqueadero donde me mete al auto.
—Escuchaste to