La sala de juntas del piso ejecutivo de Montes Industries se llenó temprano—periodistas convocados para conferencia de prensa de "importancia crítica", inversores alertados de anuncio mayor, el consejo completo en asistencia obligatoria. Eran las nueve de la mañana. Una hora antes de la reunión oficial. Una hora antes de que el plazo de Samuel expirara oficialmente.

Camila observaba desde ventana lateral mientras sala se llenaba, su reflejo en vidrio mostrando mujer que apenas reconocía—impecablemente vestida en traje que Don Ricardo había insistido proyectaba "autoridad pero accesibilidad", su rostro compuesto en máscara de calma que no sentía para nada.

—Lista?—preguntó Alejandro, apareciendo a su lado. Su bastón había desaparecido esta mañana—decisión consciente de proyectar fuerza incluso si significaba dolor que Camila podía ver en la tensión alrededor de sus ojos.

—No—, respondió honestamente—. Pero hagámoslo de todos modos.

Don Ricardo dio señal y