Mundo ficciónIniciar sesiónEl tiempo se cristalizó en ese momento—todos congelados en sus posiciones como figuras en un cuadro, esperando que alguien se moviera primero y rompiera el hechizo.
Fue Catalina quien dio el primer paso.
Se movió hacia la cama con una gracia que hablaba de años de entrenamiento en protocolo real, pero había algo roto en la forma en que se movía—como un bailarín que había olvidado que alguna vez amó la danza. Sus ojos nunca abandonaron el rostro de Alejandro, y Camila vio con claridad dolorosa la emoción cruda que brillaba allí.
No era la Catalina calculadora que había dejado a Alejandro en el altar. No era la princesa triunfante que había enviado fotos burlonas de su boda real. Esta era una versión de su hermana que Camila nunca había visto: completamente despojada, vulnerable hasta el punto de quebrarse.
—Alejandro—, repitió Ca







