SARA.
Literalmente empujé a Adam para ir al auto, pero ver que en su mirada solo estaba esa decisión, me había hecho helar los huesos.
Le dije al chofer que arrancáramos cuantos antes, y solo cuando Dana puso la mano encima de mi brazo, comprobé que estaba titilando y que incluso había derramado algunas lágrimas.
—No me odies… pero ese Adam… realmente es… —Dana comentó a mi lado y negué enviándole una mirada asesina.
—Dana…
—Lo había visto en fotos, lo juro… pero es tan alto…
—¡Basta! —ella hizo una cosa con sus dedos como si cerrara su boca, y luego abrazó a Liam que estaba concentrado en su juguete.
Recosté mi cabeza al asiento, y le indiqué al chofer llevar a casa a Dana para que se quedara con Liam. Yo necesitaba ir con mi hermano, con urgencia.
Le di un beso a mi hijo cuando se bajó con Dana, y luego me contacté con Ale que estaba en un edificio cerca. Casi me tiré sobre él cuando llegué a la oficina, y lo miré con desesperación.
—Adam está aquí… me… buscó… —mi boca tembló con ev