SOFIE.
Miré la nota de Adam restregando mis ojos cuando me senté en la cama, y todo volvió a mí de nuevo como si me hubiese acabado de enterar de la verdad.
“Espérame, me gustaría ir a casa contigo”
Solté un suspiro y luego me di un baño para colocarme una sudadera de Adam y preparar un jugo para no irme con el estómago vacío, aunque no deseaba tomar ni agua. Lo que quería era enfrentar a mis padres, necesitaba sacar esta rabia que no cesaba en mí.
Revisé mi teléfono para comprobar llamadas y cientos de mensajes de Jason… o, mejor dicho, Alexander Mars, pero bloqué la pantalla de inmediato y me di de prisa para alistarme cuanto antes.
Eran las nueve y media de la mañana y tenía un dolor de cabeza debido a todo lo que había bebido ayer. Sin embargo, cuando encendí mi teléfono de nuevo para saber de Adam, obtuve una llamada suya.
—¿Sofie? —su tono era muy agitado, e inmediatamente me preocupé.
Estaría hablando con Alexander, ¿o algo que no supiera?
—¿Hermano…? ¿Estás bien? Suenas un poc