capítulo: Dios... siento no poder
Alexander, al ver que Maggie se coloca de pie sabiendo sus intenciones, la agarra de la mano, y Maggie intenta soltarse. —¿Qué esperas, cariño?— Francesca lo mira con una gran sonrisa.
Lucifero apunta a Caiman al ver la gravedad del asunto. —¡Baja el arma!— ordena Lucifero.
—¡No te metas, perro arrastrado!— lo señala Valentino enfadado.
—¿Vas a permitir que maten a la niñera? Nuestros hijos van a sufrir y todo por su orgullo de no quererme besar, cariño— agrega Francesca con un tono de malicia que provocó miles de pensamientos malignos en Leonardo.
—¿¡Si disparas te mato!?— Lucifero está firme en su decisión.
—¡Te estoy hablando, Lucifero! No te metas— Valentino se coloca de pie.
—Suficiente— Alexander saca su arma y también le apunta a Caiman—. Aquí no va a haber derramamiento de sangre. La niñera no sabe cómo se maneja la situación en esta casa, pero con esta escena es más que suficiente para que lo entienda y esto no vuelva a pasar.
—¡Ay, no me digas, cuñado, que a ti