Thor se sentó en la orilla de la cama y comenzó a dar besos suaves en el rostro de Celina.
—Amor... despierta, dormilona. Ya vamos a aterrizar.
Ella se movió, hundiendo la cara en la almohada.
—Solo cinco minutitos más...
—Nada de eso. El jet va a aterrizar, Celina.
Ella abrió los ojos lentamente, parpadeando.
—¿Ya? Ni siquiera dormí bien...
Thor se rió.
—Vamos, amor. Levántate.
Ella se levantó y lo siguió hasta el baño. Se cepillaron los dientes juntos y regresaron a los asientos.
Celina se acomodó y bostezó.
—Ni sabía que estaba tan cansada...
Thor la miró con ese brillo provocador en la mirada.
—Más vale que te vayas acostumbrando. Te voy a dejar así muchas veces.
—¡Thor! —exclamó ella, sonrojándose.
Él se rió, satisfecho.
—Roja así te ves aún más linda.
Ella volteó la cara tratando de disimular la sonrisa, y él solo extendió la mano, entrelazando los dedos con los de ella mientras el jet comenzaba el descenso.
La noche ya se había apoderado del cielo meridiano cua