Thor apartó un mechón de cabello del rostro de ella, con delicadeza, poniéndolo detrás de la oreja. Sin aviso, sostuvo el cabello de ella por atrás y tomó sus labios en un beso intenso, profundo, lleno de urgencia y deseo contenido.
Un beso que arrastró a Celina a un mundo paralelo. Un beso que desmontó cualquier resistencia.
Ella se derritió en los brazos de él, incapaz de resistir. Cada toque de él incendiaba su piel, cada suspiro era una invitación a perderse.
Él se detuvo, aún pegado a ella, y jalando su cabello con más posesividad, susurró con la voz ronca:
—¿Aún crees que te estoy traicionando?
Celina no logró responder. Sentía el "amiguito" de él pulsando contra sus piernas, cobrando vida con la proximidad. Antes de que pudiera recobrar el aliento, Thor la besó nuevamente —ahora con aún más hambre, más deseo, más necesidad. Un beso que la desmontó por completo.
Y ahí, en esa sala cerrada, el mundo dejó de existir.
Thor la cargó en brazos con facilidad, como si fuera la co