Un demonio hermoso pero cruel.
Narra Matias.
Ni siquiera miró cuando el camarero puso una copa de licor delante de ella solo la tomó sin mirar que era y mi mano se quedó a mitad de camino porque me parece extraña la manera en la que ese hombre llegó a nosotros, pero, para salir de mi duda agarré disimuladamente su muñeca.
—¡Quieta! —le sometí cuando tiró de su mano para que la suelte.
—¿Ahora qué soy tu perro o tu muñeca? — me respondió quedándose tranquila y no fue capaz de darse cuenta de que le estaba tomando el pulso.
—Lo que elijas ser— respondí soltando su mano de golpe, y me reí por la manera en que me vio.
—¡Eres un maldito! ¿Lo sabías? — miré el contenido marrón que olí prevenido y el líquido que me apetecía verterlo dentro de mi no picó para nada; ya había dejado de hacerlo desde hace mucho tiempo, mi garganta está adaptada al picor del whiskey y mi cuerpo a qué lo ingiera como si no hubiera mañana.
—Si…, dedícate a comer— le ordené y me volvió a mirar con esos ojos que quisiera sacar con mis propios ded