Los guardias del senador Hidalgo observan todo lo que sucede entre ellos desde las pantallas de las cámaras de seguridad, pero no los interrumpen. Siguen grabándolos sin que ellos lo sepan.
—¿Estás seguro de que el jefe dijo que no intervengamos en lo que pase entre ellos, Leoncio? —preguntó el más joven.—Sí, quiere que se castiguen un tiempo ellos mismos antes de entregarlos a la policía, si es que lo hace —contestó el llamado Leoncio.—¿Será verdad lo que dijo Manuel, que es un asesino? —siguió preguntando el joven, sin dejar de observar la escena—. Hasta ahora no hemos encontrado nada, aparte del acoso a la hija pequeña del jefe y trabajos sucios, nada que indique eso.—Le informaremos al jefe para que mande averiguar las tumbas vacías detrás de la caseta del custodio en el cementerio que acaba de mencionar.