Leandro se quedó sin palabras al escuchar lo que dijo Camelia, mirándolo de frente. Eso nunca lo había pensado; a lo mejor era la loca de Nadia con su esposo, quienes tuvieron sexo toda la noche. No era la primera vez que ellos se quedaban en la casa y los había escuchado. Entonces recordó que Nadia estaba embarazada; no iba a aguantar tener sexo con esa enorme barriga toda la noche, por lo que cambió de estrategia.
—Si es así, ¿por qué no me abriste cuando vine a pedirte disculpas? —preguntó con un tono de voz más suave.—¿Viniste a mi casa? ¿Quién te dio mi dirección? ¿Me estás siguiendo acaso? —Lo atacó ella con preguntas.Se quedó observándola incrédulo. Sí que estaba cambiando su Camelia, se dijo. No obstante, trató de responderle con calma; tenía que ganar de nuevo el terre