LETRAS DEL CORAZÓN. CAPÍTULO IV
LETRAS DEL CORAZÓN.
—Quédate en silencio, no te muevas y eleva una plegaria por mi alma… Espero que puedas sobrevivir —emite Tobías con su último aliento.
Las lágrimas y el miedo se apoderan de Paul, al sentir morir al chico que lo recibió ese día para el único que no era invisible.
A pesar del dolor de su alma, el deseo de sobrevivir y volver a ver a su madre impera. Escucha pasos cerca y el resonar de las hojas secas quebrándose le avisan.
—Revisa los cuerpos y mira si hay algún sobreviviente — ordena el General Verona en italiano.
Paul se mueve intentando liberarse del cuerpo de su amigo, el General. Al percibir los movimientos, se acerca y le ayuda, quedando asombrado de que es tan solo un niño.
No puede evitar pensar que quizás ese sea también el destino de sus hijos mayores. Así que se jura protegerlo y mantenerlo lo más alejado posible de un fusil, una tarea que no será para nada fácil en medio de una guerra.
El general Marcello Verona, reúne a sus hombres y les presenta al ni