Salomé retrocedió ante la mirada amenazante de Conrado, pero luego se recompuso y lo miró con determinación.
—¡¡No te atrevas!! No me vas a obligar a hacer nada, que no quiera Conrado Abad. Y no voy a regresar a tu lado, hasta que no me pidas disculpas —expresó desafiante.
Conrado la miró muy enoja