Él
Estoy de nuevo en este lugar, como hace una semana. Tomo de nuevo ese vaso de whisky de golpe y me desgarra la garganta. El dolor por Megan no cesa sino todo lo contrario, cada día aumenta.
He respetado lo que Theodore me ha ordenado, me he limitado a dejar sus operaciones callejeras en orden, me he deshecho de 4 de los 6 integrantes más importantes de la banda y no se han percatado que todo es orquestado por mi.
—Tu turno grandulón —anuncia Travis, es el que organiza estas peleas clandestinas. Han sido mi refugio desde que no tengo a Megan, mi Megan.
Estiro un poco mi cuello y voy directo al octágono. El gimnasio está a reventar, hay gritos por doquier y sé que tengo la mayoría de las apuestas a mi favor. Es cuestión de minutos para que la pelea comience.
Mi contrincante es casi de mi estatura pero un poco más delgado, golpea fuerte y eso me hace bajar la guardia para permitir que un par de golpes me vuelen la cabeza, eso y el alcohol ha hecho que el dolor físico pueda compar