Con cuidado y cariño el padre alimentó a su hijo. Fué poco lo que Aleksey comió y estaba bien. Solo un poco bastaba por el momento.
— Papá, ¿Qué es esto que tengo puesto en la mano?
— Es una intravenosa para que te pasen el medicamento, el cambio de clima hizo que te enfermaras. Te dió neumonía pero ya estás mejorando, eres un niño muy fuerte y muy valiente, ¿Sabías?
— Pero... No voy a morir, ¿Cierto?
— ¡Dios no...! Claro que no vas a morir. ¿Qué cosas dices? Tú vas a vivir muchos años. Ahora vuelve a dormir, debes descansar para que tú cuerpo se recupere, voy a abrigarte bien.
— Mamá, es muy temprano para dormir, ¿Puedo jugar en mi celular un rato?
— Alexandro, obedece a mamá, ella ha tenido un día muy pesado, no le des más batalla. — Alexander regañaba al inquieto de su hermano.
— Asshhh... solo preguntaba si podía jugar un ratito, pero si no se puede entonces me voy a dormir. No sé por qué eres tan gruñón, Alexander. — El niño que ya tenía el pijama y calcetas puest