El reservado Ismael casi se ahoga con el sorbo de vino. A buena hora esa señorita le estaba preguntando si estaba casado.
— No, no estoy casado.
— ¿Y... prometida? ¿Tienes prometida? — Griselda había dejado de comer para escuchar la respuesta.
— No, tampoco tengo prometida, trabajo y viajo mucho. No he tenido tiempo para el romance.
— Entonces... ¿Te estás convirtiendo en un solterón?
Al CEO Rossi no le agradó para nada que lo llamaran así.
— No soy tan viejo. Además sigo soltero porque no he encontrado a la mujer adecuada, cuando la encuentre me casaré con ella y tendremos hijos. — Ismael. Nunca solía dar explicaciones, era un hombre que se regía por sus propias reglas. Pero sintió la necesidad de aclararle a la bella ojiverde que no tenía compromisos.
— Esta copa de vino está exquisita, hmmm... — Griss intentaba cambiar el tema pero no le iba a resultar tan sencillo.
— ¿Y que me dices de ti? ¿Tienes esposo, prometido, novio? Eres joven y bella, no creo que estés solt