Los trillizos adoran a su padre.
Pietro estaba enfadado, había sido humillado y ferozmente golpeado por el abogado. Siendo un mafioso tan orgulloso no se podía permitir perder así ni que sus hombres lo vieran derrotado.
— Te conozco muy bien Pietro. Estás pensando en tomar venganza contra el abogado, ¿Cierto? El ya te venció de forma limpia y legal. Tendrás que dejar ir a la chica oriental.
— ¿Y perder todo lo que pagué por ella? Por supuesto que no. Ella me pertenece, y si no es para mí, tampoco será para él.
— ¡Deja de insistir con eso, debemos irnos de aquí a la brevedad posible e intentar que los griegos queden convencidos de que no seremos una piedra en su camino o en el camino del abogado!
— No voy a quedar como un imbécil fracasado. Voy a mostrarles por qué no deben meterse con Pietro Ribak.
— ¡Mírate, estás más para el cementerio que para una guerra, una guerra que no vas a ganar, los griegos son demasiado poderosos! ¡Está vez tomaré el control y trataré de salvarnos el trasero. Tú te vas a que