Después de hacer el amor, nos vestimos los dos y nos marchamos de aquella habitación que había sido la única espectadora del amor de dos personas que más que se quieren , se aman con una locura indescriptible. Nos acercamos después hasta la barra del club para pedir algo de beber, porque por lo menos yo tenía la garganta seca de tanto gemir y gritar suponiendo que a Duncan también le sucedería lo mismo. Estabamos tranquilamente sentados en las sillas altas de la barra, cuando de pronto se acercó a donde yo estaba sentada un hombre que en un principio no lo reconocí, hasta que empezó a hablar el desconocido y me saludó muy amablemente, mirándolo Duncan de tal manera que en un principio hizo que me sintiera algo molesta,
— Hola Alex, por la manera de mirarme diría que no sabes quien soy ¿me equivoco preciosa? — me dijo aquel hombre, sintiendo como Duncan se aferra a mi cintura con sus brazos
— No, la verdad que no se quien eres y de que me conoces tu a mi — le respondí
— Soy Gio, tu co