CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO: EL DESPERTAR DE UNA NUEVA FAMILIA.

Matthew Vaughn.

Los rayos de sol se filtran por las cortinas, golpeando el Penthouse con un amanecer deslumbrante, como si la misma luz quisiera bendecir el nuevo norte que Alice y yo encontramos anoche. Despierto con una sensación de paz que no había experimentado en años, quizás nunca.

«La calidez de Alice, acurrucada en mi pecho, es el ancla», pienso.

Su respiración suave me hace consciente de que ella ya no es solo una esposa por contrato; es la mujer que me desnudó el alma y me devolvió la parte de mí que no sabía que estaba perdida.

Me muevo despacio, sintiendo la punzada de satisfacción física. El recuerdo de nuestra noche, de su confesión de amor y de mi promesa de corresponder, aún arde bajo mi piel. La Sombra de la Niebla del día de ayer se ha disipado, dejando al descubierto una verdad tan hermosa como caótica.

—Buenos días —murmuro, besando la coronilla de su cabello. Su aroma a jazmín y el olor que emana de su c