“Octogésima tercera Profecía
…Vuelva a reinar sobre la nueva tierra
la ambición de una pléyade mestiza.
Vuelvan las lides de la antigua guerra
revolviendo la sangre y las cenizas.
Vuelvan las armas y las negras huestes
a cobrar con mil vidas sus reproches,
a extender el dolor como la Peste
sobre las criaturas de la noche.
¡Desoíd los ardides y la venia
con que el traidor instiga su estocada,
y a sus letales huestes, enfrentaos…!
Que ha de morir la Madre primigenia,
con la insignia de plata en la mirada,
para imponer su nombre sobre el caos.”
*Continuación del libro: La Ira