TERCER CAOS. LA MUERTE
Los Alpes.
Austria
Evelett parecía apenas una sombra silenciosa y tenue que bostezaba cuando Brago se sentó a su lado para preguntarle si el viaje no le había resultado demasiado extenuante. Los últimos días habían sido notablemente agitados, y moverse de un país a otro junto a una caravana de desesperados sobrevivientes no debía haber sido fácil para una niña humana, al menos a juicio del Primer Oficial.
Evelett era fuerte, y su tenacidad pocas veces se dejaba vencer por el cansancio. Le resultaba imposible mantener el ritmo de juego de los niños stark, y mucho menos el de Scott, pero poco a poco su cuerpo se había ido acostumbrando a rendir más, a sobrellevar el agotamiento sin prestarle más atención de la necesaria.
Todo el trayecto desde Noruega hasta las fald