25. CERRANDO CICLO CON EKATERINA
Es evidente el esmero que ha puesto en su arreglo hoy; luce despampanante con ese vestido negro que se ajusta a sus curvas como si estuviera hecho a medida. Debería sentir el deseo de demostrarle a ese cuerpo lo que el mío puede hacerle sentir de nuevo, pero no, el fuego se ha extinguido.
Cierro la puerta y ella me mira con evidente deseo. Se sienta al borde de la cama y cruza las piernas de forma sugestiva.
—Parece que hoy quieres jugar a los roles —desliza un dedo por sus labios y lo va bajando lentamente hasta su escote—. Te queda bien la fachada de hombre indiferente; será divertido romperla.
—No es una fachada, así que detente.
No me cree, así que enciendo el televisor y proyecto las imágenes que tenía preparadas. Su sonrisa se congela.
—¿Qué es eso, Sebastián? —me mira con incredulidad—. ¿A qué estás jugando?
El tono tentador desaparece de su voz y es reemplazado por uno ofendido.
—Son las imágenes de una mujer completamente enamorada de un hombre —camino hacia ella y se levanta