NICOLÁS
La tuve.
Por un maldito segundo, la tuve.
Cuando Camila dijo que todavía me odiaba, supe que estaba mintiendo.
Porque nadie odia con tanta intensidad sin haber amado primero.
Porque esa chispa en sus ojos, esa furia con la que lo dijo, me gritaba que aún le importo.
Pero, como siempre, en cuanto se dio cuenta de lo que estaba dejando ver, se escapó.
Se alejó antes de que pudiera decir nada.
Antes de que pudiera responderle.
Antes de que pudiera hacer algo estúpido&h