Haciendo el amor con su esposa.
Para Monserrat era como estar viendo una película en cámara lenta, por un lado estaba su familia que deliberadamente la traicionó, eso le dolía muchísimo.
Por otro lado saber que el amor de su vida no la había traicionado, le devolvía el alma al cuerpo, había pasado noches y días de infierno, cada vez que recordaba sus apasionadas entregas a la hora de hacer el amor, no podía dolerle más el pensar que para su esposo no habían significado nada.
De pronto Monserrat ya no pudo sostenerse ella cayó sobre sus rodillas en la alfombra y se sostuvo del sofá. Sentía que le faltaba el aire.
— ¡Monserrat! ¿Qué te pasa? — El Jeque se apresuró a ir a su lado. No dejaba de mirarla, su esposa estaba hecha un baño de lágrimas. — No me gusta verte llorar, haces que se me parta el corazón.
— Yo... No sabes cuánto me dolía el corazón al pensar que nuestro amor no significaba nada para tí, no podía entender por qué me habías engañado, quería saber que me había faltado para que me amaras...
—