El italiano, se quedó sin palabras por unos momentos, por supuesto que no estaba enterado de quién era la esposa secuestrada, eso complicaba todas las cosas, no solamente tenía a la mafia mexicana y la mafia Griega, si no que también se habían sumado a la magia rusa, eso les hacen a prácticamente imposible salir ilesos de la situación
— ¿Qué estás diciendo? ¡eso no puede ser verdad, no puedes ser tu la reina roja!
— Oh, si que lo soy, mira te muestro, llevo aquí en la espalda el tatuaje que simboliza que soy la reina de la mafia rusa, puedes observarlo de cerca si quieres — se trataba de un pequeño corazón con las iniciales E y L, era elegante y discreto
— ¡Regresa a la habitación, mujer, y no salgas de ahí si no te lo autorizo! — Maurice, se frotaba el rostro, estaba muy descolocado, al parecer habían cometido un gravísimo error, se habían prácticamente echado la soga al cuello, ahora ni aunque dejarán en libertad a Evelyn Ferreti, o aunque la asesinaran, de todas maneras es