C64 -¿QUIÉN TE ENSEÑÓ ESO?

C64 -¿QUIÉN TE ENSEÑÓ ESO?

Rowan llevaba más de una hora repasando los balances de la empresa y, para concentrarse, caminaba de un lado a otro en la oficina, hasta que terminó frente a la ventana. Al mirar, sus ojos se clavaron en los jardines, donde Aidan correteaba libre.

El niño sonreía, tocaba las flores, recogía piedras, se sentaba en la hierba como si llevara años conociendo ese lugar.

Por alguna razón, había en él una paz natural que descolocaba, y más cuando cada vez que lo veía, Kion se agitaba en su interior, pero no con furia, sino con curiosidad.

Aun así, se negó a dejarse llevar por eso.

—No seas débil —le reprochó a su lobo, endureciendo el gesto.

Pero siguió observando.

Esta vez vio a Aidan concentrado en su juego, pero el chiquillo hizo algo: levantó la barbilla con autoridad y se cruzó de brazos en un gesto que era idéntico al suyo.

Rowan parpadeó incrédulo y no dejó de mirar.

El niño repitió el ademán, esta vez exagerándolo, y resopló como si diera por terminado un j
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