C47- PICNIC PRIVADO.

Tres días después, Sofía caminaba por los senderos exteriores del castillo con una sonrisa que no podía esconder aunque intentara disimularla, Diana iba delante marcando el camino.

—¿Es muy lejos? Mis pies van a morir —dijo Sofía con un suspiro dramático, aunque sus ojos brillaban de emoción.

—Quéjese más y la dejo aquí —se burló Diana sin mirarla.

Sofía se rió, no por cansancio, sino porque amaba cada rincón del castillo, ahora más aún desde que sabía que pertenecía a Draxel. Aunque no podía negar que quería respuestas: cuándo lo compró, cómo formó esa pequeña manada y, sobre todo, por qué nunca le dijo nada.

Pero respiró hondo para calmar su curiosidad, aún no estaba lista para hablar con él, no todavía.

Aunque en los últimos días él había sido atento, pendiente de cada comida, asegurándose de que estuviera caliente, reclamándole si olvidaba las vitaminas y revisando si descansaba. Le encantaba, aunque jamás pensaba admitirlo en voz alta.

—Ya llegamos —anunció