C22- HACER EL AMOR CONTIGO.

Isabella estaba sentada en su oficina, pero su cuerpo era lo único que permanecía allí. Su mente seguía anclada a ese beso, a la forma en que había cedido sin pensar, a lo cerca que estuvo de perderse en él.

Cerró los ojos con fuerza.

—¿Qué demonios te pasa...? —se reprochó.

Se levantó bruscamente y comenzó a caminar por la oficina, de un lado a otro, como una fiera enjaulada. Cada paso le devolvía la misma imagen: sus labios, su aliento, su mano firme sujetándola.

Y lo peor no era haberlo sentido, lo peor era haberlo disfrutado.

—Damian te ama —se dijo—. Te ama de verdad.

La culpa se le clavó en el pecho como una astilla.

Damian, siempre paciente, siempre orgulloso de ella. El hombre que la miraba como si fuera suficiente tal como era. El que la había elegido sin condiciones, sin dudas, y ella le hacía algo como eso.

Miró su mano izquierda y el anillo brilló.

—Te pidió un futuro —continuó, cada palabra más dura que la anterior—. Te pidió una vida. Y tú...