CAPITULO 60
Alana entró al portal y cruzó con prisa, pero cuando llegó a la cabaña, comenzó a recorrer el lugar y a llamar a Sebastián a gritar su nombre, pero debía resignarse porque todo estaba oscuro, aunque la chimenea aún estaba humeante, pero eso solo significaba que Sebastián se había marchado, ella corrió hacia la puerta al oír el galope del caballo, pero estaba cerrada al igual que las ventanas, ella encendió las lámparas e iluminó toda la cabaña, y se quedó mirando por la ventana con la esperanza de que su amado regresara, después algunos minutos perdió las esperanzas, se acostó en la cama que tenía el aroma de su amado y sus lágrimas comenzaron a salir, sintió que lo había perdido para siempre.

Mientras tanto, Sebastián iba a todo galope en su caballo, quería alejarse lo más rápido posible de ese lugar, donde fue tan feliz y ahora lo hacía desdichado, sus lágrimas salían desprendida por la brisa, ya que todas sus esperanzas estaban puesta en ese encuentro, él volteo hacia la cabaña pa
ERUMED

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