Ariadna finalizaba de poner las tostadas de jamón y queso sobre un plato y enseguida las llevó a la mesa. Nick colocó la jarra de jugo de naranja y tomó asiento.
—Estefanía, Paolo por favor apresúrense van a llegar tarde a la escuela —advirtió la madre a sus hijos.
—Déjalos mi amor —objeto él—. Ya son los últimos días de clases, están cansados, y esperando salir de vacaciones.
Ary frunció el ceño y lo miró con seriedad.
— ¿Nicholas Grimaldi cuando vas a dejar de ser tan consentidor con tus hijos? —recriminó.
Él ladeó los labios y sonrió.
— Es que así funcionamos a la perfección cariño, yo los consiento y tú los reprendes —a