Callie le había pedido a su hermana que se reuniera con ella en un restaurante local el sábado por la noche. Dispuesta a informarle que se mudaría al Penthouse de Grant.
Algo que no era una simple decisión, ni algo que Joey se tomará a la ligera.
Ambas han sido hermanas y vecinas, por lo que no ha existido una brecha tan larga o prolongada, y le preocupaba que su temporal mudanza pudiera provocar algún tipo de distancia con Joey.
A medida que pasaban los minutos, sentía que se estaba acobardando, una sensación que se negaba a sentir, debido a las cosas y personas que pueden llegarse a perder.
Solo por temer expresarte.
Sermoneándose a sí misma, recordó estar metida en estos líos por sus brillantes ideas.
Minutos más tarde, Joey apareció en la entrada del local, luciendo jovial y risueña con su aspecto.
—Hola, hermanita. —expresó como un saludo, besando furtivamente la mejilla de Callie para proceder a tomar asiento.
—Hola. —Callie sonrió.
—¿Has hecho la orden? Tengo mucha hambre.
—¿P