En las brillantes luces de la gran ciudad, Callie Evans persigue uno de sus más grandes sueños. Incluso si para ello tiene que hacerles creer que está en la cima del mundo, con una fachada embellecida de diseñador falsa. ¿Qué pasa "si una vez en la vida" te sucede dos veces?. Graham Blackstone posee gran parte de la ciudad... y una reputación. Dejando que su imagen falsa se liberará, en lugar de mostrar al mundo el verdadero Grant. Hasta Callie, la única persona que le dice exactamente como es, incluso si las consecuencias podrían ser palpables. El juego comienza cuando Callie se enfrenta a su ex novio, el cual está a punto de casarse con su ex mejor amiga. Creando el movimiento más audaz, inventa su mentira más grande e impulsiva hasta el momento. Presentar al primer extraño que aparece en su camino como su prometido. Grant, feliz de interpretar el papel, ya está creando la boda falsa de su sueños. 22 días. Fingir hasta lograrlo puede ser lo más natural para Callie. Pero lo que aún no sabe es que los juegos que involucran mentiras pueden ser los más dolorosos cuando la verdad sale a luz. Especialmente cuando se da cuenta de que no es la única mentirosa en el juego.
Leer másReina de las mentiras
—¡Dios! ¿Por qué mi suerte es tan mala? —Callie Evans quiso refunfuñar ante su malísima suerte. Tras hacer contacto visual con las últimas personas en el mundo que ansiaba ver.
Ambos se acercaban con grandes sonrisas hacia ella.
Con cautela y presunción, retrocedió suavemente algunos pasos. Queriendo poner un poco más de distancia por medio. Miro a su alrededor de manera inquisitiva, buscando una salvación.
¿Cómo cojones haría para salir de esa situación?
En ese momento quería volverse invisible ante la mirada de los halcones que querían ir tras ella. Pero, sobre todo, salir ilesa.
Y entonces sucedió, su nombre saliendo entre chillidos de la boca de una víbora. Con el suficiente veneno para matar a todo el planeta. —¡Callie! ¡Hermosa! ¡Me alegra tanto volver a verte! ¡No puedo con la emoción!
Al hacer contacto visual con la susodicha, se vio obligada a inclinarse para recibir un sonoro beso en su mejilla, y abrazo que dejó sin aire sus pulmones. Aunque eso no significaba nada para una de la socia élite rica y malcriada, siendo exactos, para Ginny Bradford. Su antigua compañera de universidad y ex amiga.
La tensión pudo ser perceptible en el momento en que Fred se inclinó a saludarla de manera sonriente, usando sus manos de la forma más inapropiada para un hombre con pareja.
Frederic Myers Lancelot, el futuro descendiente de una de las fortunas más viejas de Estado, y poseedor de una arrogancia en extremo para demostrarlo.
Él y Ginny estaban comprometidos, pero lo más incómodo de la situación era que... también fue su prometido.
No hay que malinterpretar la situación. Callie había aprendido muy bien la lección.
No confiar tu corazón a los hombres.
Especialmente a los de la misma clase que Fred.
Esos en especial, tenia una red flag en la frente.
Hace algunos años atrás, mientras ella se mataba trabajando y estudiando para obtener su título y un nombre en la comunidad de los negocios y la contabilidad. Su ex prometido en conjunto con la mujer parada frente a ella, trabajaban duro, mutuamente, cada noche en los dormitorios, durante muchos más meses de los que alguna vez se atrevieron a confesar.
Cada episodio de aquel momento le importaba una m****a ahora. Aunque su depresión por haber perdido a dos de las personas más importantes de su vida le había costado una depresión y varias terapias recuperativas.
Al final supo una cosa, no encajaba en ese mundo. Fred y Ginny eran la pareja ideal a sus ojos, ambos con grandes fondos monetarios de respaldo desde su nacimiento, una arrogancia innata y una disposición a realizar lo que les plazca.
Callie no tenía nada de eso. Junto a su hermana Joey, habían sido criadas por sus abuelos, después de que sus padres tuvieran un accidente que les cobró la vida. Nunca hubo fondo fiduciario, por lo que tuvieron que quebrarse la espalda trabajando, cabía decir que ambas estaban acostumbradas, vivir en la parte más pobre la gran Manzana, significaba trabajos arduos y pesados, un desafío que ellas y sus abuelos tenían día con día.
—¿Qué haces aquí? —Callie volvió a la realidad al escuchar la voz de Fred.
¿Serán tan imbéciles? pensó.
Ella miro entre los árboles la pancarta colgante, y levantó su mano para señalarla.
—Organización benéfica a favor de animales abandonados... Uhh. —hizo una pausa para encontrar las palabras adecuadas—. ¿No estamos todos por la misma razón?
—¡Claro que sí, tonta! —Ginny exclamó en su dirección, soltando una risa sarcástica.
Tontos serán ellos, murmuró en su mente.
—Mis padres nos pidieron que los representamos en este evento. —continúo bajando la mirada hasta la perrita en sus brazos—. Compramos esta hermosura hace algunos minutos.
—¿Acabas de comprarlo? ¿Tu tía no tiene un albergue con muchos de ellos?
—Si, pero combina con mi abrigo. Ya sabes cómo soy... con ella obtengo el look perfecto.
Fastidiosa.
Callie quería reírse de las tonterías que salían de la boca de Ginny.
¿Quién conseguía un perro para hacer match con su atuendo?
Paso con delicadeza la mano por su cabello, seguía preguntándose cómo había soportado la voz chillona de Ginny durante tanto tiempo, si pudiera añadir extras a su currículum, diría que tiene el récord por escuchar voces chillonas.
Ella se sobresaltó al sentir un lengüetazo en su pierna derecha. Mientras que Ginny jadeo cuando el perro se acostaba en los pies de Callie.
—¿Qué es eso? —dijo Ginny.
—Un perro. —respondió Callie, encogiéndose de hombros.
—¡Ya lo sé! ¿Por qué babea tanto? ¿Está enfermo? Esta chiquita de aquí no hace nada de eso. —objeto.
—Es mi perra Kira. No te preocupes, babea cuando está feliz de encontrar conocidos. —jalo un poco la correa para que se levantará, y al hacerlo, planeo una respuesta inteligente—. ¡Saluda Kira! Se buena chica para mamá.
Siguiendo las órdenes de su dueña, Kira prosiguió a realizar un saludo perruno adecuado. Lamidas en su pies, manos y rodillas, que posteriormente se convirtió en un intento de besar a Ginny en la cara.
—Es tan linda. —Callie sintió una satisfacción al ver cómo Kira había acallado los chillidos de Ginny. Parándose en dos patas—. Umm... es dulce... Pero ¿Puedes llamarla?... contigo, cariño.
—Kira, ven acá. —hizo una pausa, queriendo reírse cuando Kira no quería alejarse de Ginny—. Parece amarte, Ginny. —espero unos segundos hasta que su mascota se situó de nuevo a su lado—. Fue un gusto volver a verlos, pero estoy en el evento por parte de la empresa en que trabajo, y tengo que ir y socializar con los invitados.
Era una mentira Intermedia. No tenía que socializar con nadie por la empresa, pero si era una manera de alejarse de ellos, la tomaría con gusto. Había decidido asistir al evento para poder agregar otra impresión a la lista de Blackstone industries.
—No es necesario que tengas que irte, Callie. —Ginny hizo un ademán desinteresado—. Estás socializando con nosotros. —suspiró dramáticamente tomando del brazo a su prometido—. Cuéntanos, Callie. ¿Cómo estás?... ¿Sales con alguien?
La comprensión cayó en el rostro de Callie, dado que todo se reducía a esa pregunta. Ginny estaba interesada en saber si seguía con la depresión por haber encontrado a Fred con ella.
Podía jugar el juego de sus rivales, por qué estaba segura que no dejaría que la vieran perder.
Se prometió a su misma no rebajarse al mismo nivel de Ginny. Pero al final de cuentas podría ser publicista, creía firmemente en vender lo que la gente quisiera creer, incluso si había mentiras de por medio. Estaba llena de rencor por ellos, y no volvería a caer pisoteada.
La venganza podía ser dulce, si está bien planificada. Pero Callie no parecía entender que en ocasiones pensar con cabeza fría es la mejor opción.
Un apuesto desconocido venía en su dirección, y viéndolo como un ángel caído del cielo. Caminó para acortar la dirección entre ella y el extraño, reunió toda su confianza y le tomó el brazo.
No tuvo el suficiente tiempo para procesar lo que hacía, y aunque trataba de analizar de donde podía provenir, nada en su vestimenta o en su andar le indicaba su procedencia.
Tampoco es que Callie fuera la persona mas sociable y las mas interesada en conocer el mundo exterior.
—¡Oh, amor! —exclamo dándole una sonrisa firme—. Pensé que tardarías más en venir. Pero llegas justo a tiempo para conocer a mis viejos amigos, Ginny y Fred.
El desconocido frunció el entrecejo, por lo que Callie le dio una mirada suplicante.
Sígueme la corriente.
Se sentía bien.Por lo menos, desde el punto de vista de Grant. El tener acurrucada a Callie era una sensación completamente distinta al resto, como si estuviera destinada a estar allí.Aunque para ella, posiblemente pensara que es Kira a la que abraza como un panda a su árbol.Pero esperaba que ella estuviera en la misma sintonía cuando despertara.Por qué tal vez... Su situación podría ser más que una artimaña.Eso se decía a si mismo cuando cada acción que ella realizaba iba profundizando más sus sentimientos.Grant estaba enamorado de Callie.Pero antes de empezar a admitirlo en voz alta, necesitaba ganársela, y para ello, tendría que usar todo su armamento.No era una tarea fácil.Callie era especial, y con altas paredes que impedían que cualquier desconocido intentara hacerle daño.Y lo entendía.Quien no lo haría después de semejante engaño. La mayoría de personas a quienes les ofreció su confianza terminaron acabándola. Además, había sufrido la perdida de sus padres a tan temp
Después de soñar toda la noche con una dulce castaña en su cama, Grant comenzó con los pasos equivocados el lunes por la mañana. El colchón se había aplastado debido al peso extra de Kira y Conny.Por qué sí, su prima había sabido aprovechar la visita.El sueño de Grant era tan profundo, que ni siquiera sabía en qué hora de la madrugada había quedado durmiendo en el suelo.El sonido de sus huesos al estirarse profano el silencio de la habitación. Grant pasó una mano por su rostro, sintiendo lo doloroso que era hacer ciertos movimientos. Y entre ellos, la dolorosa extensión entre sus piernas.Ese era el peor inicio de semana que había tenido en toda su vida.Con pasos lentos se encaminó al baño, tratando de arreglar su muy pronunciada extensión. Por lo que, al cabo de algunos minutos salió de nuevo con la intención de despertar a Callie, quien, tras su llamado, abrió los ojos y le brindo una cálida y dulce sonrisa.Una sonrisa que se estaba acostumbrando a ver todas las mañanas.—Bueno
Al encontrarse de nuevo en la habitación. Sola, avergonzada, y un semi estado de decepción. Callie se sumergió a analizar la ropa nueva que Grant había adquirido para ella.Mientras se debatía en cuál de los vestidos de etiqueta y estampado floral era el adecuado para usar, se llevó una mano a sus labios, señal de que sus pensamientos empezaban a desviarse hacia lo acontecido minutos atrás.Grant iba a besarla.Besarla sin estar en público.Grant había dicho que gustaba de ella.Debería estar gritando como una pequeña colegiala enamorada. Pero caso contrario, analizaba de manera cautelosa cuál sería su siguiente movimiento. Sinceramente, estaba buscando el coraje para volver a ver a Grant a la cara. Por qué después de ese roce, no encontraba su valentía para salir y tomar el desayuno junto a él.Se mordió el labio inferior, dándose por vencida con sus torpes y acobardadas decisiones.Aspiró una larga bocanada de aire, y con ello, ordeno lo que en su distracción había movido de manera
A la mañana siguiente, Grant fue el primero en abrir los ojos y ser golpeado por la claridad de la luz de sol. Y luego, por la incomodidad de estar en una cama de aire.Kira había dejado sola a su dueña, y en algún intervalo de la noche, se las apiño para acostarse con él en la pequeña cama, creando una posición incómoda y una inclinación en el colchón.Por un segundo, extraño su cama matrimonial, cara y cómoda.Pero al levantarse y ver a Callie dormida y extendida, olvidó todo pensamiento de extrañeza, y su pecho desnudo se sintió caliente y apretado ante lo que miraba.Cabello desordenado.Labios entreabiertos.Las sábanas estaban apiladas a un lado, dejando a Callie solo en el delgado camisón que había decidido ponerse para dormir.Pero este se había subido hasta su cintura, revelando una simple braga blanca con una delgada tela de encaje.Callie era una chica especial, no cabía duda que entre más tiempo pasaba juntos, se cautivaba un poco más de ella.Su entrepierna estaba cobrand
—¿Eso es todo? —preguntó Amber, cuando Callie le ayudo a cerrar la cajuela del elegante auto.—No necesitaré tanta ropa o accesorios, restan dos semanas para que esto acabe. —explicó.—No creo mucho eso. —tarareó Amber, hurgando entre sus cosas.—¿Qué quieres decir con eso? —inquirió Callie, levantando una ceja en su dirección.—Que Grant no te ve solo como una chica a la que quiere ayudar con su ex prometido y su antigua amiga. Ningún hombre lo hace solo por eso. Callie sabía que tenía razón, pero aun así no podía evitar sentirse tímida y preguntar.—¿Tú crees?Amber detuvo sus movimientos, solo para mirarlo directamente a la cara.—¿Qué piensas de Grant?—Él es un hombre muy atento, observador, cariñoso y tiene toques de simpleza, como si se le olvidara que es un multimillonario. Prefiere pizza y cerveza, en vez de algo elegante y refinado... —se mordió el labio—. Y es muy atractivo, cualquier mujer con dos ojos puede notar eso, y...—¡Stop! —Amber levantó su mano, deteniendo todo
Callie le había pedido a su hermana que se reuniera con ella en un restaurante local el sábado por la noche. Dispuesta a informarle que se mudaría al Penthouse de Grant.Algo que no era una simple decisión, ni algo que Joey se tomará a la ligera.Ambas han sido hermanas y vecinas, por lo que no ha existido una brecha tan larga o prolongada, y le preocupaba que su temporal mudanza pudiera provocar algún tipo de distancia con Joey.A medida que pasaban los minutos, sentía que se estaba acobardando, una sensación que se negaba a sentir, debido a las cosas y personas que pueden llegarse a perder.Solo por temer expresarte.Sermoneándose a sí misma, recordó estar metida en estos líos por sus brillantes ideas.Minutos más tarde, Joey apareció en la entrada del local, luciendo jovial y risueña con su aspecto. —Hola, hermanita. —expresó como un saludo, besando furtivamente la mejilla de Callie para proceder a tomar asiento.—Hola. —Callie sonrió.—¿Has hecho la orden? Tengo mucha hambre.—¿P
Último capítulo