Catherine sintió ganas de darle un puñetazo en el rostro pero se contuvo, no dejaría en vergüenza a Kit con aquellas personas, y mucho menos echaría por la borda lo que hasta ahora había aprendido.
—Es mucho más grande y majestuosa de lo que había imaginado, llamarla villa es como llamar barca de remos a un barco —Catherine quiso cambiar el rumbo de la conversación.
—Quizá. Pero el entorno, el entrañable ambiente y los convencionalismos mucho menos formales que imperan aquí dotan a la casa de una comodidad que contradice su tamaño. Me enamoré de ella en cuanto la vi.
La señora Stanton se volvió y paseó la mirada por el delicado perfil de Catherine. La b