¿Celos, sr. White?
DANNA:
Es una especie de frenesí que no puedo parar aunque quiera, y la verdad no sé si quiero. Estoy más excitada que confundido.
El calor en mi cuerpo se apodera de mis acciones, lo empujo y me subo sobre su regazo, esta vez, tomo el control y lo beso con más intensidad, baja sus manos a mis muslos, provocando estremecimiento por donde sus manos tocan y cuando lo veo con intención de deshacerse de su bata, me detengo.
Lo que dijo hace rato hace eco en mi memoria.
Tocó algo muy importante para mí, y eso no puedo perdonárselo.
Me siento de nuevo tras el volante y cubro mi rostro, no quiero verlo.
Lo siento moverse en el asiento de la par, escucho el ruido de una llaves y en segundos la puerta se abre.
—Son las llaves del Lamborghini, no creo que ahora tengas problema en usarlo, ahora tenemos recuerdos en los dos —dice molesto, refiriéndose a los autos.
Me siento tonta, en verdad tonta.
Debo evitarlo lo más que pueda.
Me bajo del Kia y camino hacia el Lamborghini, me acomodó tras el vo