[DANA]
Me acerco a ella y toco su hombro; cuando voltea, le dejo ir un golpe en el rostro.
—Si no sabes quién soy y, mucho menos, me has tratado alguna vez, cállate y mide tus palabras— miro a Daniel por última vez y me doy la vuelta.
—¡Basta!— algo logra rozar mi espalda y, al darme la vuelta una vez más, me doy cuenta de que Daniel sostiene a la loca en brazos, mientras ella intenta soltarse y lanza patadas en mi dirección.
—¡Suéltame, Christian...!
—¡BASTA, HANNA!— doy un sobresalto por la rudeza con la que Daniel le ha gritado a la chica.
Ella se queda quieta, comienza a llorar y trata de abrazarlo.
—Tú me amabas... nos íbamos a casar y...
—Y me cambiaste por el dinero de mi padre— la detiene.
No sé qué hago aún aquí, debería irme y dejar que ellos arreglen sus problemas, después de todo es algo que nada tiene que ver conmigo.
Sin embargo, estoy aquí, sin poder mover un solo músculo, escuchando cada palabra y sintiéndome una entrometida por escuchar temas ajenos.
—Debes comprender