[DANIEL]
Estaba temblorosa. Sus mejillas rosadas, la forma en la que relamía sus labios a medida que yo me abría los botones de la camisa y soltaba mi cinturón. Sus suspiros ahogados, reprimidos... Cómo sus ojos viajaban de mi pecho a mi bulto y apretaba sus puños en la sábana. Cada cosa de ella me volvía loco. Sus pupilas dilatadas y como movía sus piernas en la cama, impaciente por mí. Habíamos hecho tantas veces esto, pero cada vez era nueva, era única, era más especial.
—Podrías comenzar a hacer tu parte —bromee, a lo que ella deseosa, pero indignada, negó—. ¿No?
—Ese también es tu trabajo, White.
Sonreí y me acerqué despacio, pasando las yemas de mis dedos por sus piernas, suave, sin prisa, disfrutando de su piel aterciopelada y disfrutando más aún como ella se alteraba y se erizaba al sentirme.
"Mi trabajo" se volvió nuestro, cuando en su agobio por sentirnos, tiró de mi camisa hacia atrás y bajó mi pantalón. Se puso de pie y me empujó a la cama.
Sus besos eran impacientes y sal