[DANA]
Las paredes están pintadas de amarillo mostaza. Varias divisiones separan las diferentes áreas del restaurante y, en cada pared, cuelga un cuadro clásico con montañas y cerros ilustrados. Sin embargo, el que atrae mi atención es uno que muestra las mismas montañas, pero con un puente de piedra, un enorme obelisco al final y, en medio de este, una puerta.
Lo que más me gusta de la pintura es que, sobre el puente, cerca de la enorme puerta, se encuentra una pareja tomada de las manos, caminando hacia la entrada.
—Es como en el amor y en la vida —dice Max, sacándome de mi ensimismamiento. Su mirada, al igual que la mía hace un momento, está fija en aquella pintura—. Me imagino que es el final de la vida… He pensado que esa es la puerta al paraíso. Cuando encuentras a la persona que es tu ideal, si esa persona se va antes, puedo imaginar que espera a su ser querido en aquel puente, para, cuando llegue su amado, cruzar juntos al paraíso.
Está triste. Se le nota. Lo que ha dicho no l