[DANA]
Ayer no lo entendía, ahora lo entiendo un poco más.
Entro a la ducha, enciendo la regadera y, mientras mi cuerpo se moja completamente, cierro mis ojos y recuerdo todos los momentos bellos con mi familia, con mi bebé mientras aún lo cargaba en mi vientre. En segundos, la imagen borrosa de aquel auto, la risa que creí haber escuchado antes de impactar en el suelo y los llantos de los que me acompañaron al hospital al despertar se apropian de mi memoria.
Mis lágrimas se mezclan con las gotas de agua que bajan por mi rostro, uniéndose en un punto en el que el dolor es arrastrado por la corriente y, junto con él, toda debilidad que alguna vez pude haber sentido.
Me coloco jabón, shampoo, enjuago mi cuerpo y salgo de la ducha, cepillo mis dientes, seco bien mi cuerpo y salgo a la recámara. Para mi ropa interior he seleccionado un conjunto beige que combine con mi vestido. El vestido es holgado, de tirantes, color moka, largo cinco centímetros por arriba de la rodilla. Me visto y me