Los murmullos que venia de su gente cesa, la tensión los pone en alerta.
Solo hubo una mujer que se atrevía a llamarme por mi nombre algo que ni mi padre e hermano hacían, ya que para ellos y el mundo solo fui y soy el monstruo que porta el apellido Salvatore.
— Veo que todavía sigues teniendo tu lengua, Killer. — mi boca escupe el veneno de mis palabras — Olvidaste como debes dirigirte a mi o esos son los nuevos modales que aprendiste. — guardo mis monos en los bolsillos al dar un paso al frente desafiandolo a repetir su insolencia.
No se acerca, no tiene lo que se requiere para encararme, y se le olvido cuando vino hacer este teatro queriendo intimidarme. Percibo como su máscara se empieza a agrietar con el recordatorio de que fue uno más de mis asesinos antes de ser el sabueso leal de ese bastardo.
— ¿No está demasiado lejos de su territorio Salvatore? — veo en sus ojos las mismas ansias de matarme como yo a él. Pero ya no tiene la valentía de hablarme como mi igual.
— Acaso tamb